Redadas migratorias y protestas sacuden Los Ángeles; Trump despliega tropas y crece la polémica

Este fin de semana, Los Ángeles vivió un estallido de tensiones tras una serie de redadas migratorias que provocaron violentas protestas contra el gobierno de Donald Trump y el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE). La administración estadounidense respondió enviando 700 infantes de marina y 4,000 elementos de la Guardia Nacional, decisión que ha sido duramente criticada por líderes estatales y defensores de derechos humanos.

El presidente Trump busca reforzar su política de deportaciones masivas en vísperas de la campaña electoral, usando a ciudades de corte liberal como escenario simbólico. El gobernador de California, Gavin Newsom, calificó el despliegue como una “fantasía dictatorial” en redes sociales.

El ICE arrestó a más de 2,200 personas solo el 4 de junio, cifra récord en un día, y la Casa Blanca ha exigido aumentar los arrestos diarios a 3,000. Aunque el Departamento de Seguridad Nacional asegura que muchos detenidos tienen antecedentes criminales, activistas denuncian detenciones arbitrarias y separación de familias.

Las protestas en zonas como Paramount y Compton derivaron en saqueos, incendios y enfrentamientos con las fuerzas del orden, que usaron gases lacrimógenos y balas de goma. Algunos manifestantes defienden la protección de inmigrantes no violentos, mientras otros residentes respaldan las acciones del ICE.

En contraste, el respaldo económico y social de la comunidad migrante mexicana en EE. UU. es significativo. Según el Pew Research Center, 11 millones de personas viven sin documentos en el país, de las cuales el 36% son mexicanas. Estas comunidades aportan más de 373 mil millones de dólares anuales a la economía estadounidense, con presencia destacada en sectores como la agricultura, el comercio y los servicios.

La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, subrayó: “Estados Unidos no sería lo que es sin un pueblo trabajador”. La cifra respalda sus palabras: los mexicanos representan cerca del 10% del PIB estadounidense.

Mientras Washington intensifica su ofensiva migratoria, la polarización social crece tanto entre autoridades como en las comunidades latinas que viven con miedo, incertidumbre y resistencia.