México descarta acuerdo con la DEA en “Proyecto Portero”

El anuncio de la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA) del supuesto lanzamiento del Proyecto Portero para combatir a los “guardianes” —los operadores clave que controlan corredores de contrabando en la frontera suroeste— ha generado tensiones diplomáticas. Claudia Sheinbaum, presidenta de México, negó categóricamente cualquier acuerdo con la DEA, señalando que solo existe un taller de capacitación para policías mexicanos realizado en Texas, pero nada más formal.

Qué dice la DEA

La DEA presentó esta operación como su “proyecto insignia”, con la finalidad de desmantelar la red de contrabando que facilita el flujo de fentanilo, metanfetamina, cocaína, armas y fondos ilegales entre ambos países. Detalló que el programa contempla varias semanas de formación en uno de sus centros de inteligencia en la frontera, y que busca coordinar esfuerzos con el Grupo de Trabajo de Seguridad Nacional (HSTF).

La respuesta de México

En reacción, Sheinbaum expresó su sorpresa ante la difusión del comunicado de la DEA y afirmó:

“No hay ningún acuerdo con la DEA. No sabemos con base en qué emitieron este comunicado, nosotros no hemos llegado a ningún acuerdo, ninguna de las instituciones de seguridad.”

La mandataria aclaró que el único intercambio en materia de seguridad que existe es un acuerdo bilateral con el gobierno de Estados Unidos, aún en negociación, basado en principios de soberanía, confianza mutua, respeto territorial y cooperación sin subordinación.

Actualmente, la única acción concreta con la DEA fue un taller en Texas con la participación limitada de elementos de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana.

Contexto y antecedentes

La tensión entre México y la DEA no es nueva. Durante el sexenio de Andrés Manuel López Obrador, se produjo la remoción del hangar de la DEA en el Aeropuerto de Toluca, se disolvió una unidad especializada entrenada por la agencia, y se denunciaron intromisiones en operativos nacionales.

Más recientemente, México extraditó a Estados Unidos a 26 individuos vinculados con el narcotráfico, en un gesto para fortalecer la cooperación bilateral.

La controversia del Proyecto Portero pone de relieve los desafíos en la cooperación antinarcóticos entre México y Estados Unidos: mientras la DEA impulsa operaciones coordinadas, el gobierno mexicano reafirma su soberanía y exige control institucional sobre cualquier colaboración.