Pixar en crisis: el fracaso de Elio reaviva la falta de originalidad.

Tras el fracaso en taquilla de Elio, su más reciente película original, Pixar enfrenta una ola de cuestionamientos sobre su capacidad de innovación. Con una recaudación global de apenas 35 millones de dólares frente a un presupuesto de 150 millones, el filme se convirtió en el peor debut del estudio en tres décadas, desatando críticas sobre su aparente dependencia de secuelas como Toy Story 5, Coco 2 y Ratatouille 2.

En respuesta, Pixar lanzó un video en Instagram, sumándose a una tendencia viral para defender su apuesta creativa. En él, una mujer —sin identificar— reprende a quienes critican la falta de ideas nuevas pero no apoyan los estrenos originales en cines: “Dejen de quejarse si no van a verlas”. El mensaje parece dirigido directamente a quienes acusan al estudio de padecer "secuelitis".

Elio, que aún sigue en cartelera, fue promocionada de forma limitada y, según reportes, sufrió recortes de contenido LGTBI poco antes de su estreno, algo que también ocurrió con Intensamente 2 y la serie Ganes o Pierdas. Pese a las buenas críticas (85% en Rotten Tomatoes) y una calificación “A” en CinemaScore, la película no logró atraer al público.

Pete Docter, director creativo de Pixar, reconoció que la compañía atraviesa “tiempos duros”. Mientras tanto, en Disney preocupa la escasa huella cultural de sus nuevos títulos, lo que ha llevado a un dilema financiero: ¿apostar por riesgosas ideas originales o refugiarse en franquicias probadas?

Analistas apuntan a varios factores detrás del tropiezo de Elio: una fecha de estreno poco favorable, competencia directa con otras cintas familiares como Cómo entrenar a tu dragón y Lilo y Stitch, y los efectos residuales de haber lanzado películas como Soul y Luca directamente en Disney+ durante la pandemia, lo que debilitó el hábito de ver cintas de Pixar en cines.

El costo de producción también ha sido un problema. Mientras estudios como Illumination y DreamWorks logran resultados competitivos con presupuestos más modestos, Pixar mantiene su costoso modelo de producción centralizada en EE.UU.

El estudio ya promociona su próximo proyecto original: Hoppers, previsto para marzo de 2026, centrado en una niña que transfiere su conciencia a un castor sintético. Mientras tanto, apuesta por títulos con mayor arrastre comercial como Toy Story 5, que llegará en junio de 2026.

El debate de fondo permanece: ¿realmente Pixar ha perdido su originalidad o el público simplemente dejó de respaldarla en las salas? Para muchos críticos, la generación que creció con el apogeo del estudio ahora prefiere las secuelas con las que se identifica, mientras las nuevas audiencias buscan otros estilos narrativos y visuales, como los popularizados por películas como Spider-Man: Un nuevo universo o Los Mitchell contra las máquinas.

Con su legado en juego, Pixar se enfrenta al reto de recuperar no solo su lugar en la taquilla, sino la conexión emocional que lo convirtió en sinónimo de creatividad y calidad en la animación.